lunes, 14 de octubre de 2013

Cuba y la esperanza - Seuxis Hernández



"A América Latina le gusta mucho la palabra esperanza":Neruda

En el marco del propósito por reivindicar los verdaderos  abanderados de la paz,  no se nos podía olvidar reseñar la labor de los anfitriones de los diálogos de paz entre ele gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC. 

A 87 años del natalicio del líder de la revolución cubana, y 54 de la revolución cubana, un semanario colombiano (Revista Semana) quizá como otros más, hicieron pública la siguiente pregunta: Cual cree que ha sido el aporte de Cuba y Fidel Castro a LatinoAmérica?

Desde los comienzos de la colonia, cuando nuestros hermanos, los pueblos indígenas, dueños genuinos de las tierras de América, luchaban con sus flechas adornadas de bello plumaje para la guerra contra los arcabuces y sus escupitajos de fuego, la esperanza por reencontrarnos con nuestro territorio ha sido la lucha de cada una de las generaciones que sienten desde sus antepasados el arraigo a esta tierra, víctima histórica del expansionismo de los estados del primer mundo, de los dueños del neoliberalismo.

Echar la mirada atrás y sorprendernos con el presente que han dejado esas luchas, nos lleva a pensar que algo se ha avanzado; que se esta cerca de lograr la verdadera emancipación de los pueblos de América; que la unidad latinoamericana como fuerza soberana de solidaridad y progresismo ya no se vislumbra  tan lejos, como un sueño, como una quimera. 

El proyecto de La Colombeia, el  delirio de Bolívar en el Chimborazo,  hoy tiene matices de algo más cercano a la realidad. El Mercosur, el ALBA, el proceso socialista que se ha instaurado en la mayoría de países  de América Latina, y aún en Colombia (que parece estar aislada de todo esto) los campesinos, intelectuales, activistas, etnias y negritudes, están luchando con fuerza por la reivindicación social y el respeto a los derechos fundamentales.

Ese brío  indomulato, la gloria del sufrimiento de zambos, indígenas, negros, mestizos y blancos, por fin se materializa. Hoy no esta tan lejos como un delirio. La esperanza levita más  cerca de nosotros, y eso en parte es gracias al proyecto revolucionario y al esfuerzo incansable de los  cubanos en  cabeza de sus líderes: De Cienfuegos, del Che, de Celia Sánchez, de Fidel Castro. 

Si de repente un día a uno de nuestros dolientes hermanos latinoamericanos, sentado en la banca de un parque se le presentara en medio de su diario  matinal la pregunta hecha por la revista Semana acerca del líder de la revolución cubana, de seguro reflexionaría con mayor conciencia en las realidades que hoy le trae su lectura: Masacres y levantamientos en El Cairo; primavera árabe;  diálogos en la Habana; zonas de reserva campesina  en el Catatumbo colombiano; unidad latinoamericana; implantación del proyecto bolivariano; resistencia de Cuba  al bloqueo norteamericano. Al terminar, quizá sentiría tristeza por la muerte de aquellos hermanos luchadores por la vida y las justas causas. Un nudo en la garganta le recordaría la ausencia física de Hugo en Mira Flores. Pero súbitamente  la alegría lo levantaría de  la silla y lo echaría a andar, consciente de que hoy mas que nunca se puede superar todo esto; tendría fe y esperanza en eso..., tendría eso que nos dejó Fidel.  

Desde la insurrección de Maceo; desde Carlos Manuel de Céspedes; desde el imaginario eternizado de Martí; desde el grito de Yara y el incansable machete de los Mambises en las entrañas del Majaguabó. Desde ese entonces la esperanza de la América latina contemporánea es el Sancho de quijotescas gestas. La solidaridad del pueblo cubano con otras naciones ha sido imprescindible para la obtención de lo que hasta el momento se ha conseguido. 

La doctrina internacionalista de Ernesto Guevara fue bastión  en el Congo, Angola, y en cada país de Suramérica. Siguen exponiendo lo mejor y esencial de un proyecto de cambio y esperanza: solidaridad y dignidad..., "He aquiì de pronto que Fidel Castro, un cubano a quien antes nadie conociìa, agarra la esperanza del pelo o de los pies, y no le permite volar, sino la sienta en su mesa, es decir, en la mesa y en la casa de los pueblos de Ameìrica."  

Hoy Cuba no está sola. La nación del "bravo pueblo", la patriótica por antonomasia, va de la mano en cada gesta. La consigna de Latinoamérica unida es más fuerte. El grito de Tacariguas, Caribes, negros, bonachis, es uno solo. Es el grito de la reivindicación de los pueblos, de las justas causas. Es el grito triunfal de los que antes injustamente  fueron condenados y hoy la historia los absuelve.

El camino es difícil, porque la lucha es contra inmensas fuerzas. Las comunidades de América latina viven con el alma en un hilo, porque el neoliberalismo y los gobiernos opositores de los procesos progresistas quieren aplastar el proyecto socialista con esperanza y todo. Pero el bloqueo, el intervencionismo,  no nos asusta. La resistencia se ha convertido en ejemplo de dignidad y templanza. Entonces, cuando el miedo nos sacude, con un suspiro que regocija recordamos: Cuba existe, y con ella la esperanza; al igual que la posibilidad de paz concentrada en la Habana, en la voluntad de los voceros y el pueblo colombiano.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario